SANTO DOMGINGO, REP. DOM. EI 12 agosto de 1959, en horas de la tarde, aterrizó en el aeropuerto de Trinidad, municipio de la provincia de Sancti Spíritus, ubicada en la región central de Cuba, un avión C47, perteneciente a la Fuerza Aérea Dominicana, repleto de armas y municiones.
La “encomienda” que contenía la barriga del avión había sido llevada por un sacerdote llamado Ricardo Velazco Ordóñez, quien fungía como enviado especial del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Cabe recordar que, estando aún en la Sierra Maestra, Fidel Castro le había prometido al comandante dominicano Enrique Jiménez Moya que cuando triunfara la revolución cubana, le daría apoyo para iniciar en la República Dominicana una lucha similar a la de Cuba, para derrocar la dictadura de Trujillo.
En cumplimiento de esa promesa, Cuba envió en junio de 1959 una expedición de 200 guerrilleros cubanos y dominicanos, al mando de Delio Gómez Ochoa y Enrique Jiménez Moya, los cuales invadieron la República Dominicana por Constanza, Maimón y Estero Hondo, pero fue aniquilada por los ejércitos de Trujillo.
A raíz de ese hecho, Trujillo se hizo el doble propósito de derrocar a Fidel Castro en Cuba y asesinar a Rómulo Betancourt, el entonces presidente de Venezuela, por el apoyo que ambos gobernantes le daban al exilio dominicano.
Para tales fines, el dictador dominicano creó la Legión Anticomunista del Caribe, o Legión Extranjera Dominicana. Las autoridades cubanas sostienen que en su propósito de invadir a Cuba en 1959, Trujillo contó con el apoyo del dictador español Francisco Franco, quien en su momento se desvinculó del reclutamiento de ciudadanos españoles para tales fines.
«VIVA TRUJILLO! ¡ABAJO FIDEL!»
Lo cierto es que el 12 agosto de 1959, al caer la tarde, el referido avión C47, enviado por Trujillo, sobrevoló la ciudad cubana de Trinidad y luego aterrizó en el pequeño aeropuerto de allí, donde fue recibido con gritos de “¡Viva Trujillo!” y “¡Abajo Fidel!”, por un grupo de parroquianos que acudió a la terminal.
El cargamento de armas llevado a Cuba por el sacerdote Velazco Ordóñez fue recibido en la pista por un individuo llamado Filiberto Olivera, quien encabezaría desde allí una sublevación armada para derrocar a la Revolución Cubana.
“Tengo tomada la carretera de Guao hasta Trinidad y por la de Trinidad a Sancti Spíritus llego a Banao para poder dividir la República en dos y avanzar sobre Santa Clara y La Habana”, le informó Olivera al sacerdote, y a seguidas pidió más ayuda en asesores y armas.
“Bueno, me voy para Santo Domingo, después te daré respuesta”, le habría dicho el sacerdote Velazco Ordóñez a Olivera. Se dice que antes de subir al avión para retornar a República Dominicana, el padre Velazco Ordóñez repartió entre los presentes rosarios y medallas.
EL PAPEL DE JOHNNY ABBES GARCÍA
El enlace de comunicación de la operación trujillista contra la incipiente Revolución Cubana lo era el temible matón Johnny Abbes García, quien, curiosamente cumplía una misión secreta en La Habana el primero de enero de ese año, cuando el dictador Fulgencio Batista huyó de Cuba hacia la República Dominicana.
El 9 de agosto de 1959, un avión de la Fuerza Aérea Dominicana había sobrevolado las montañas del Escambray, pertenecientes a la provincia cubana de Cienfuegos, con la finalidad de entregar armamentos a supuestos alzados trujillistas, pero las condiciones meteorológicas y la insuficiente iluminación impidió aterrizaje en una recta de la carretera que va de Cienfuegos a Trinidad.
De igual manera, el martes 11 de agosto, a las dos de la madrugada, un avión militar dominicano C-46 arrojó un alijo de armas al oeste de la ciudad de Trinidad, por la zona de la playa “El Inglés”. Se dice que el alijo contenía diez ametralladoras Thompson con 20 mil cartuchos, ocho ametralladoras calibre 30 con 30 mil cartuchos, dos ametralladoras calibre 50 con 15 mil cartuchos, cajas con botas y otros pertrechos de guerra.
Se cree, sin embargo, que en realidad ni Olivera ni los supuestos campesinos que acudieron al aeropuerto de Trinidad a recibir el cargamento de armas llevado por el sacerdote Velazco Ordóñez eran contrarios a la Revolución Cubana, sino personajes de una trama ideada por Fidel Castro para neutralizar la conspiración orquestada por Trujillo.
Se habla de que dos antiguos comandantes del ejército rebelde castrista establecieron contacto con Trujillo y se comprometieron a participar en la lucha contra Fidel Castro. Luego, esos mismos ex comandantes cubanos le informaron a Fidel Castro todos los pormenores del plan de Trujillo.
Se da por un hecho que los pobladores de Trinidad estaban informados de la inusual situación que motivaba el movimiento de tropas, incluidos hombres armados vestidos de civil.
ARRESTOS MASIVOS EN CUBA
Un reportaje del periódico «Revolución», en su edición del 10 de agosto de 1959, daba cuenta del arresto, en todo el territorio cubano, de numerosos elementos contrarrevolucionarios, entre los que se encontraban cerca de un millar de ex miembros del Ejército y la Policía de Cuba.
Trujillo, desinformado por la dramaturgia ideada por Fidel Castro, envió el 13 de agosto otro avión de la Fuerza Aérea Dominicana con once asesores militares y un gran cargamento de armas.
Se dice que mientras se escuchaban tiroteos cerca, el propio líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, dirigía las acciones desde un lugar cercano, acompañado de Camilo Cienfuegos y otros comandantes del Ejército Rebelde de Cuba.
Los informes dan cuenta de que además de dos trujillistas, en el tiroteo de Trinidad perdieron la vida tres revolucionarios cubanos.
En la noche del 14 de agosto de 1959, Fidel Castro explicó por televisión al pueblo cubano todos los detalles de la conjura.
“Ese 13 de agosto de 1959 cumplía yo 33 años de edad, estaba en la plenitud de la vida y de las facultades físicas y mentales”, señaló Fidel Castro, al referirse a los acontecimientos ocurridos en la ciudad cubana de Trinidad.
“Se trataba de una importante victoria revolucionaria, pero a la vez una señal de los tiempos que vendrían, un triste obsequio que me hizo Rafael Leónidas Trujillo el día de mi onomástico”, puntualizó Fidel Castro.