Por Mirian Yeris Ureña
SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Como si se tratara de una escena de película, Miguel Cruz, amigo de infancia y asesino del Ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, fue a su oficina, subió armado, se reunió con él y en una acalorada discusión, lo mata a tiros.
Sale como si nada por la escalera de emergencia de las instalaciones de Ministerio de Medio Ambiente, en la avenida Luperón, por el parque Mirador Sur, en la parte oeste de la ciudad de Santo Domingo, y llega a la Parroquia Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, que se encuentra a pocos minutos del lugar del hecho; allí entrega el arma al sacerdote, le confiesa haber matado a alguien y que quería entregarse; luego avisan a las autoridades y en fracción de minutos, se observa llegar una multitud de equipos Swat de la Policía Nacional a dicha iglesia.
Mientras todos los medios de comunicación anunciaban que el asesino se encontraba atrincherado en las instalaciones del Ministerio, éste estaba dentro de la Iglesia, rodeado por las autoridades.
La televisión dominicana confirmaba la muerte del Ministro de Medio Ambiente, a la 1:44 de la tarde, mientras la Iglesia y sus alrededores se llenó de patrullas, motos, camiones, trancotiradores, equipos elites de los Swat, armados hasta los dientes, provocando alborotos por doquier. La tensión y nerviosismo se apoderaron del lugar.
Muchos de los vecinos se preguntaban curiosamente, qué habría pasado para que tomaran la iglesia de esa manera y cortaran hasta el paso vehicular?…
Paradójicamente otros dijeron; “mínimo debe de estar ahí el asesino de Orlando”, hasta yo lo dije en conversación con otro colega, que también vive por los alrededores, cerca donde resido, pero, nadie pensó en que sería así, ya que todos hablaban en transmisiones en vivo de que el matador estaba atrincherado en la oficina del Ministro, por lo que una persona no puede dividirse en dos.
Para sorpresa de todos, minutos después se supo que si era así, que el asesino estaba ahí, pero, pocos lo sabían.
Pues evadió a todas las autoridades del Ministerio para escapar e ir a entregarse a través de la Iglesia, para preservar su vida. De ahí lo sacaron a las 3:54 en medio de un amplio operativo encabezado por la procuradora adjunta Yeni Berenice, el mayor general Eduardo Alberto Then y el general Amauri Van Troi Tejada Cruz, responsables de la Policía Nacional y del Dicrim, quienes están desde el inicio en las investigaciones.
Esto debe dejarnos una lección para siempre y que no se olvide cuando en dos meses, nadie hable del tema; los protocolos de seguridad deben revísarlos y aplicarse para todos, no para algunos.
Deben ser ejecutados a todos aquellos que llegan a las instituciones privando en más jefe que el jefe y a amigos cercanos y de confianza. Y voy más allá, hasta en familiares. En fin, prohibir a todos entrar con armas de fuegos a las instituciones, sin excepción.
Recuerdo, que cuando ocurrió el caso similiar de del síndico del municipio Santo Domingo Este, Juan de los Santos (Juancito Sport) , las instituciones apretaron su seguridad, pero al olvidarse el caso, todo volvió a la normalidad.
Así es nuestra querida República Dominicana; “Si soy amiga de fulanito o estoy pegada con X o con Y, me creo lo “máximo” y que no deben revisarme ni molestarme al llegar a X institución, y “¡Ay de quien se atreva a cumplir con su trabajo! porque será acusado con el jefe”. Así de simple, a diario se ven casos en las entradas y en los controles de seguridad.
Los funcionarios que tomen ejemplo de estos casos…. y que apliquen medidas de seguridad para todo el mundo, porque ya no se puede confiar en nadie y menos en personas con las que se ha discutido o se tiene problemas.