Por Federico cabrera
SANTO DOMINGO, REP. DOM. La firma del acuerdo con Francia para el pago los 150 millones de francos para que esa poderosa nación europea reconociera la independencia de Haití y dejara de hostigar militarmente a ese país caribeño, minó completamente la popularidad del gobierno viejo y despótico del general Jean Pierre Boyer.
Esto fue así, porque para honrar el monstruoso compromiso económico que hizo Haití con Francia, el viejo, astuto y terrible dictador haitiano tuvo que imponerle impuestos especiales tanto a los haitianos como a los dominicanos.
Como si esto fuera poco, al desbloquearse el comercio de Haití con Francia, Estados Unidos e Inglaterra, y entrar artículos comerciales de esos poderosos países al mercado haitiano, los productos de nuestra isla bajaron de precio en forma estrepitosa y se incrementó la pobreza de manera dramática.
La situación política de Boyer empeoró todavía más a partir de octubre de 1842, cuando se anunció la apertura de los puertos de Jamaica al comercio con Haití.
El día 20 de ese mismo mes y año, los opositores de Boyer celebraron un banquete en la casa de un diputado de la ciudad de Jeremie, llamado Numa Paret, acto que devino en una manifestación abierta contra el gobierno de Boyer.
El referido banquete provocó que se redactara en Los Cayos (ciudad cercana a Jeremie) un manifiesto revolucionario que se distribuyó por todo el país, y en el que se nombraba al general Charles Riviere Herard Ainé como jefe de la lucha contra el gobierno.
En esos mismos días, el comandante militar de la península de Tiburón, un influyente general de apellido Lazarre, se unió al pronunciamiento de Los Cayos y toda aquella región se adhirió al movimiento revolucionario, complicando cada vez más el panorama de Boyer.
En poco tiempo, los rebeldes formaron un ejército de unos 2 mil 500 hombres, con el que obtuvieron varios triunfos consecutivos contra las fuerzas del gobierno.
CAÍDA DE BOYER
Así las cosas, para finales de febrero de 1843 los rebeldes de Herard y Lazarre estaban en las puertas de Puerto Príncipe, la capital de Haití.
Esa situación puso en apuro máximo al viejo Boyer, quien al verse perdido, renunció el 13 de marzo de 1843 y se embarcó hacia Jamaica.
Con su dramática huida hacia el extranjero, el otrora poderoso general Jean Pierre Boyer le ponía fin a 25 años consecutivos de gobierno despótico que primero reunificó a Haití y luego se incorporó la antigua colonia española de Santo Domingo.
Sucedió, sin embargo, que mientras Charles Riviere Herard Ainé se esforzaba en tomar todos los resortes del poder, a Puerto Príncipe comenzaron a llegar noticias inquietantes sobre lo que estaba ocurriendo en Santo Domingo, donde el joven Juan Pablo Duarte aceleraba los preparativos para expulsar a los haitianos y crear un Estado independiente y soberano, como en efecto ocurrió poco tiempo después.