SANTO DOMINGO, REP. DOM. Corría el año 1835… El joven Juan Pablo Duarte, que tras permanecer dos años en Europa había regresado a Santo Domingo, comenzó una activa campaña de difusión política que culminaría con la conformación del movimiento político que finalmente condujo a la expulsión de los haitianos y la creación de un Estado independiente en la parte oriental de la isla, creando una realidad única en el mundo.
Un incidente ocurrido en Santo Domingo en diciembre de 1835 contribuyó a acelerar la formación de “La Trinitaria”, el núcleo revolucionario que le pondría fin a los 22 años de dominación haitiana en la isla entera.
Lo que aconteció fue la muerte de un capitán de la guardia, llamado Javier Miura, al que un oficial llamado Wenceslao de la Concha debió sustituir en el cargo, pero que el gobernador haitiano de Santo Domingo, general Alexis Carrié, prefirió escoger a su propio hijo, llamado Samí Carrié, para ocupar la posición vacante.
José María Serra, indignado por el atropello cometido en contra de Wenceslao de la Concha, optó por dedicarse a escribir pasquines denunciando el hecho e incitando a la población dominicana a protestar contra el gobierno haitiano.
De ese incidente da cuenta el destacado historiador dominicano Juan Daniel Balcácer en un artículo publicado en el Listin Diario el 16 de julio de 2017.
Balcácer afirma que los pasquines elaborados por José María Serra eran firmados con el seudónimo de “El Dominicano Español”, y tuvieron una acogida tan favorable, que eran esperados ansiosamente por la población capitalina.
Balcácer también da cuenta de que en ese tiempo surgió un impugnador, que se ocultó bajo el seudónimo de “La Chicharra”, cuya autoría fue atribuida a una mujer llamada Manuela Aybar, que era propietaria de la única imprenta que existía en Santo Domingo.
“Lo que Serra, al parecer, ignoraba, era que paralelamente a sus pasquines otro amigo suyo, el joven Juan Pablo Duarte, desde hacía tres años ya había decidido buscar la manera de lograr que el colectivo rompiera los vínculos de dependencia con Haití y se constituyera en Estado libre e independiente”, subraya Balcácer.
“De manera, que tan pronto Duarte supo que Serra era autor de los célebres pasquines, no dudó en unir esfuerzos con el propósito de conformar un movimiento político que pudiera dar al traste con la dominación haitiana”, agrega el conocido historiador dominicano.
En el transcurso de los tres años siguientes, el binomio Duarte-Serra desplegó una intensa actividad proselitista, consistente en denunciar los atropellos cometidos por los gobernantes haitianos en perjuicio de la población dominicana.
“Yo admiro al pueblo haitiano desde el momento en que, recorriendo las páginas de su historia, lo encuentro luchando desesperadamente contra poderes excesivamente superiores, y veo cómo los vence y cómo sale de la triste condición de esclavo para constituirse en nación libre e independiente. Le reconozco poseedor de dos virtudes eminentes, el amor a la libertad y el valor; pero los dominicanos, que en tantas ocasiones han vertido gloriosamente su sangre ¿lo habrán hecho sólo para sellar la afrenta de que en premio de sus sacrificios le otorguen sus dominadores la gracia de besarles la mano?”, señaló Duarte en aquella memorable ocasión.
“¡No más humillación! ¡No más vergüenza! Si los españoles tienen su monarquía española, y Francia la suya francesa; si hasta los haitianos han constituido la República Haitiana, ¿por qué han de estar los dominicanos sometidos ya a Francia, a España, a los mismos haitianos, sin pensar en constituirse como los demás?”, exponía Duarte.
“¡No, mil veces! ¡No más dominación! ¡Viva la República Dominicana!”, concluía el fundador de la nación dominicana…
