La misión se produce tras los llamamientos del gobierno de Haití y del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para una intervención internacional mientras bandas armadas se apoderan de grandes extensiones del país y empeora un brote de cólera.
Pero la idea de una fuerza de intervención genera recelo en parte de la población haitiana y en el Consejo de Seguridad de la ONU, que la semana pasada aprobó por unanimidad una resolución contra los líderes de las pandillas pero sin aludir a una fuerza multinacional.
Además, ningún país se ofreció a encabezar una misión de ese tipo y Estados Unidos dijo que la apoyará pero sin ponerse al frente.
– Optimismo –
Antes de la llegada de Blinken, un alto funcionario estadounidense expresó su esperanza de que se avance en una intervención internacional en Haití y rechazó la visión pesimista de que ningún país se hará cargo.
El subsecretario de Estado para las Américas, Brian Nichols, se dijo el miércoles «optimista» en la posibilidad de montar esta fuerza en el marco de la ONU y barajó principios de noviembre como posible fecha para su puesta en funcionamiento.