Por David R. Lorenzo
PSANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA, 14 DE SEPTIEMBRE DEL 2023. Pese a ser abogado, a veces no entiendo cómo funciona la justicia dominicana, porque se supone que en el caso del apresamiento, sometimiento a la justicia e imposición de medidas de coerción al cubano Julio César Llorente López, quien le dio una bofetada a un agente de tránsito, actuaron abogados querellantes, fiscales y el juez que le impuso la medida de coerción de prisión preventiva, y no buhoneros o buzos de vertederos, con el perdón de éstos.
Así las cosas, no se explica cómo un tribunal le impuso una medida de coerción, y en pocas semanas, la Segunda Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional ordenara su libertad pura y simple, alegando que el acusado fue apresado de manera ilegal por los miembros de la Digesett, y no de manera flagrante.
Probablemente, el caso no ameritaba la prisión preventiva, o quizás lo que correspondía era otra medida de coerción menos grave, pero eso era facultad del juez actuante en primera instancia, y no mía.
Lo que el cubano hizo fue un hecho que no debe quedar impune, porque agredir a un agente en el ejercicio de sus funciones, atenta contra el principio de autoridad, en contra de un funcionario que está ejerciendo su labor como le corresponde.
habría que ver, si el cubano, quien exhibió una conducta súper violenta, no sólo con el agente de la Digesett, sino que también, tuvo otro enfrentamiento con un preso, cuando fue encerrado en una cárcel de un cuartel policial, si habría sido libertado por la Corte, si la galleta se la hubiese dado a un juez de ese tribunal, o al Presidente de la República.
Ahora falta que otro tribunal declare a Llorente López no culpable de la acusación de agredir al agente José Alcántara Rojas, y sea éste el que sea condenado a 30 años de prisión, por fotografiar los documentos del cubano.
Y que además, el mismo tribunal condene al Estado al pago de una indemnización millonaria a favor del cubano, porque el agente lo ofendió con su acción al cumplir con su deber, porque así son las cosas en este país.